viernes, 27 de julio de 2018

Ser el propio jefe: Las 7 trampas más comunes



El sueño de muchos es administrar un emprendimiento propio, poseer un negocio propio y, en definitiva, ser el propio jefe. De más está decir que no es fácil conseguirlo, pero tampoco es sencillo conservar la posición añorada sin sobresaltos. Hay algunos temas referidos a la independencia que son complicados de llevar adelante, sobre todo para quienes han permanecido la mayor parte de su vida laboral en relación de dependencia. Existen algunas cuestiones vinculadas a la auto exigencia y a la sobredimensión de las expectativas les juegan en contra a los emprendedores en sus comienzos. 

Aquí algunos puntos para tener en cuenta para evitar caer en las trampas de ser el propio jefe:

1 – Exceso en la jornada de trabajo: La falsa idea que trabajar más horas es productivo para el emprendimiento o contribuye a incrementar los ingresos se cae por si sola cuando esto atenta contra la salud y el bienestar.

2 – Olvidar el porqué y para qué: Es muy común que, una vez iniciado el emprendimiento y con los primeros buenos resultados, muchos olviden porque y para que se independizaron. Esta segunda trampa consiste en reproducir, una vez más, el mismo escenario de conflicto del que se decidió salir en el pasado.



3 – Reconstruir una falsa relación de dependencia: Ser independiente significa tener muchas responsabilidades, pero también poder disfrutar de los beneficios de la libertad. Si la nueva vida no arrastra bondades y privilegios, entonces muy pronto la exigencia del emprendimiento propio perderá sentido y caerá por su propio peso.

4 – Sobredimensionar los pedidos de los clientes: El cliente es un agente externo que adquiere productos y/o servicios con el que, de forma eventual, se genera una relación frecuente y fluida. Esto no significa que el cliente es el jefe del emprendedor. Ese limite es imprescindible que esté claro.

5 – Resignar espacios: Las herramientas digitales son maravillosas, sobre todo para los que trabajan de forma independiente, dado que contribuyen a la evolución del negocio propio. Sin embargo, si no tiene el control y la disciplina correspondiente, se pueden tornar invasivas y tiranas para el emprendedor.



6 – Contaminar la vida privada: El emprendimiento debe tener su propio espacio. Esto significa el tiempo destinado al trabajo en el o los lugares que se eligieron para tal fin. El desafío de preservar la vida personal siempre es una constante en la vida del emprendedor.

7 – Detectar las falsas promesas: Todo emprendedor debe tener una mirada atenta y un ojo crítico ante los agentes externos, ya sean clientes, prospectos o posibles aliados estratégicos. Cuanto menor sea la cantidad de falsas expectativas, menos frustración y más motivación en curso.

Fernanda Santágata

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