En periodos de crisis como el que atraviesa en la actualidad
Argentina, más que nunca, hay que recurrir y retomar las herramientas clásicas
para solucionar problemas. Se trata de métodos comprobados para producir y
avanzar en ideas y proyectos, los dos motores de todos los emprendedores. En este
contexto bien vale recuperar el concepto de tormenta de ideas que es muy valioso
y útil no solo para pensar nombres o bajadas. Este sistema fue creado por Alex
Faickney Osborn en 1939 y tiene plena vigencia hasta nuestros días. El denominado
brainstorming es una forma de obtener respuestas cuando, en apariencias, el
estado actual es cero. Para ello, antes que nada, repasemos los cuatro pilares
centrales de esta forma de elaboración de contenidos y disparadores para el
trabajo:
Las reglas para obtener una tormenta de ideas perfecta, entonces,
es la siguiente:
-Suspender el juicio: Durante el brainstroming no hay
concepto de bueno y malo, lindo y feo, correcto e incorrecto. Por el contrario,
el objetivo es obtener la primera expresión posible de cada uno de los
participantes. Todos reunidos alrededor de la mesa con sus hojas en blanco y objetos
para tomar nota. No es importante la prolijidad del proceso, pero si que haya
una regularidad, constancia y respeto por los aportes de los demás. Una vez que
se inicia el mecanismo se da curso sin interrupciones por el tiempo estipulado.
-Libertad de pensamiento: Todas las ideas están bien. Para dar
rienda suelta a la creatividad se incentiva a expresar sin prejuicio ni tabúes
las asociaciones que vienen a la mente durante la tormenta. Dejarse fluir y compartir
la mayor cantidad de palabras, aunque en principio suenen solo a eso, a
palabras sueltas. En la segunda fase del brainstroming esos cabos sueltos se
intercalarán y tomarán alguna forma, incluso tendrán relación entre sí. Para esto,
el inicio debe ser verborrágico y espasmódico, sin intervención de la censura
-Efecto en cadena: Una idea lleva a la otra. Cada palabra
será inspiradora para la siguiente y así en un camino ininterrumpido hacia un gran
concepto general que conducirá a la solución buscada. De hecho, durante la
tormenta los participantes se van inspirando entre si con sus aportes, cada intervención
que hace uno de ellos será un efecto disparador para el siguiente ya sí en
sucesivo. Hay una multiplicación de ideas en circulación de cara a un gran
resultado en equipo
-Máximo posible de ideas: Cuando el brainstroming está en curso surge
un momento, en el inicio, en el cual parece que ya es suficiente. Es importante
no interrumpir el curso y continuar. Lo mejor está por venir y, de hecho, en la
mayoría de las tormentas quedan conceptos en reposo para próximos proyectos. Por
otro lado, este espiral de ocurrencias llevan cada minuto a una mejor
posibilidad. Utilizar alarmas y colocar reglas de tiempo en el inicio es una buena
forma de respetar el espíritu de la tormenta perfecta.
Fernanda Santágata