Hace algún
tiempo publicamos en #HaceloPosible los tres niveles de planificación como método
estratégico para poder organizar la agenda semanal, mensual y anual. La
finalidad de esta metodología es priorizar actividades del futuro inmediato y
de mediano plazo de cara a las metas individuales de cada emprendedor o
emprendedora. Hoy la propuesta es ir por más. Para lograr los objetivos planteados
en la planificación macro es importante analizar los hechos que se realizan en
el presente. Si bien la tendencia de los tiempos de crisis es perseguir lo
urgente por sobre lo importante, siempre hay formas fáciles y prácticas para frenar
el ritmo y recalcular. El futuro se construye desde hoy y, para eso, la premisa
es conciencia plena para emprendimientos plenos. En el inicio, es bueno
recordar cuales son los tres niveles de la planificación:
1 –
Planificación Estratégica: A largo plazo. Se trata de pensar a donde se quiere
llegar dentro de 5 años. Siempre es difícil este paso porque pensar en el
futuro da miedo. El plazo corto es lo que se puede ver con más facilidad,
mientras que el más lejano produce vértigo y requiere capacidad de visualizar
hechos aún no proyectados. Para efectuar una correcta planificación estratégica
hay que pensar en situaciones factibles, posibles, manejables y en los períodos
internos de las acciones. El plan consiste, ni más ni menos, en llegar al punto
deseado sin fracasar en el camino. Este primer paso reduce la frustración ya
que reduce el margen de error.
2 –
Planificación Táctica: Es el orden de los recursos y puesta en marcha antes de
la salida al mercado. Es el momento de la gran pregunta ¿Cómo lo hago? En esta
instancia se deben tomar decisiones. Quién estará a cargo de cada parte del
trabajo, a dónde se realizarán las tareas, quiénes estarán involucrados, cuánto
dinero hay que invertir y cuáles son las opciones alternativas. Si se trata de
un equipo de un solo individuo, corren las mismas situaciones que se
resolverán, ya sea consigo mismo o con las partes que se tercerizarán.
3 –
Planificación Operativa: Diagramación de la dinámica diaria del equipo y el
trabajo. Políticas internas y externas del emprendimiento y elección
seleccionada de socios estratégicos. Calendarios, estacionalidad,
características y detalles exclusivos de ese negocio en particular que darán
forma al proyecto. Todo esto forma parte de la planificación operativa que
estará en concordancia y coherencia con las anteriores planificaciones
estratégicas y tácticas.
Con
este mapa trazado en la mente, el siguiente punto fundamental es repasar el día
a día. Para este nuevo nivel se recomienda un cuestionario personalísimo en el
cual la honestidad de las respuestas juega un papel central:
- ¿Cuántas horas por semana dedico a mi emprendimiento?
-
¿Cuántas horas por mes destino a mis metas a para los próximos 5 o
10 años?
-
¿Cuál es la cantidad de objetivos agendados para este año? ¿Y para
el año que viene?
-
¿Qué porcentaje de probabilidad considero que tengo de alcanzar
mis metas para el próximo período?
-
¿Cuántos y cuales son los factores que necesito conseguir para que
mis objetivos sean posibles?
-
Listado de recursos que debo conseguir para establecer de forma
objetiva mis ítmes en agenda para el futuro cercano
La
cuantificación de los puntos en cursos y de los ítems pendientes no es
caprichosa sino que se trata de una forma de poder dar un marco de llamado a la
acción al espíritu emprendedor. Los números no lo son todo, pero ayudan y mucho
cuando se trata de objetivos reales. Este auto cuestionario con uno mismo es un
espejo en el cual mirarse todas y cada una de las veces que sea necesario. Con
las respuestas en la mano se podrá tomar
las mejores decisiones posibles para el próximo año 2020.
Fernanda
Santágata