Bienvenides al cuarto capítulo de este espacio de autogestión en el cual nos proponemos compartir y circular la información que todos y todas necesitamos. En ediciones anteriores hemos visto que, al parecer, definirse y presentarse en sociedad es un tema que preocupa y mucho a los principiantes en la autogestión. Esto, desde luego, tiene una explicación y tiene que ver con entender el proceso. Todo aquello que angustia resulta menos traumático cuando se puede definir con palabras. Y sí, el inicio de la autogestión puede ser angustiante y traumático. De esto se trata #HaceloPosible, de poner a disposición la información correcta para bajar el estrés y elevar la satisfacción y la alegría.
En el episodio 2 nos metimos de lleno con el conflicto que se produce en la mente y en el corazón de alguien que comienza un camino independiente y descubre que los demás no comprenden su trabajo. Hoy, en cambio, vamos por una confusión relacionada con las categorías dentro de las cuales se realizan las actividades. Y no tiene que ver solamente con una cuestión formal, impositiva, administrativa o burocrática. De hecho, en lo social, cada una de las denominaciones que vamos a ver a continuación tienen una posición determinada. Y no hablamos de jerarquías o status sino de roles. De quién es quién en el amplio mundo de la auto gestión.
Ahora sí, nos zambullimos en las etiquetas de la autogestión ¡SPOILER ALERT! Podes ser una, dos o todas a la vez 😲😱
Freelancers: Se denomina de esta manera a la persona que trabaja de manera independiente. Si bien, y por lo general, se relaciona a esta descripción con profesionales también pueden ser artesanos o portadores de oficios. Se trata de una forma de brindar un servicio por fuera de la estructura formal de una empresa. Muchos freelancers ocupan la figura de “proveedores externos” ya que ofrecen soluciones a una compañía sin formar parte de la planta permanente de la misma. Una de las principales ventajas es que los freelancers pueden ofrecer su trabajo en varias organizaciones a la vez; ya sean estas públicas, privadas o sin fines de lucro. Otro beneficio es la posibilidad de decidir los valores de sus honorarios y definir sus horarios de trabajo. Un mito muy frecuente es que les trabajadores freelance no tienen estabilidad laboral. Esto no es del todo cierto ya que un/a freelance puede permanecer años en vínculo permanente con un cliente. Si lo de elegir honorarios y horarios no te cierra tomalo con calma, en próximas entregas hablaremos de las herramientas de negociación.
Monotributistas: Son personas físicas inscriptas de tal forma en el registro de la Administración Federal de Ingresos Públicos, también conocida como AFIP. Esta gestión permite ofrecer comprobante electrónico de pago, o factura, a cambio de la retribución de un producto o servicio. Las empresas que tienen su situación fiscal en regla necesitan que sus proveedores externos cuenten con monotributo en igual condición. De esta manera, se efectúan los pagos vía transferencia bancaria luego de la recepción de la factura correspondiente. Por todo esto, la mayoría de los trabajadores freelance necesitan inscribirse en el régimen de monotributo para poder sostener su actividad. Sucede algo muy parecido con emprendedores que quieren cerrar operaciones de compra y venta con compañías que les exigen facturación. El monotributo requieren un pago de una cuota mensual en la cual se encuentran incluidos los aportes jubilatorios y el arancel de la obra social. Desde #HaceloPosible recomendamos siempre la inscripción en el sistema de monotributo ya que permite ampliar negocios y crecer en la autogestión.
Emprendedores: En HP preferimos la expresión productores independientes pero el concepto de emprendimiento se puso muy de moda en los últimos años así que vamos a trabajarlo. La diferencia entre freelancers y emprendedores está en la estructura. Un/a trabajador/a freelance lleva por marca su nombre y por presentación su CV. En cambio, un emprendimiento puede comprender varias actividades o distintas capas de negocios en las cuales se entrelazan productos y servicios. Otro dato importante es que un emprendimiento puede involucrar a más de una persona, incluso a equipos de trabajo. Si bien un proyecto de esta características puede llevar el nombre de su creador, también puede haber una denominación de fantasía que represente el espíritu de la propuesta. Un emprendimiento, además, es una marca y conlleva una estrategia para que funcione acorde a todos los componentes que incluye. Sin embargo, puede suceder que un negocio de emprendedores incluya servicios freelance. De hecho, en el caso de los freelancers, la profesionalización de sus tareas puede resultar en algo más grande y allí surge un emprendimiento. Los emprendedores también pueden ser monotributistas para integrar de manera formal el mercado de trabajo.
Como habrán visto, podemos ser uno, dos o los tres a la vez. Lo importante es conocer los beneficios de cada una de estas etiquetas y ordenar la identidad propia de manera más fiel a nuestros valores, necesidades y sueños ✊
Fernanda Santágata
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