viernes, 1 de mayo de 2020

Emprendedores: Porque se celebra el día del trabajador a pesar de la pandemia


Hace algunos meses, cuando la noticia de un extraño virus era un evento que sucedía en otros continentes, muy pocos pensaron que hoy estaríamos en esta situación. Por fin, la pandemia llegó a estas tierras y, como efecto colateral, la cuarentena sumada a una terrible crisis económica. Justo en ese momento, hubo muchas reacciones por parte de los emprendedores. Aquella idea de que nadie sabe cómo va a actuar ante una situación límite es tan real como lo increíble de la actual coyuntura. Así fue que comenzaron a circular todo tipo de frases y pensamientos por parte de los trabajadores independientes “Es una crisis más”, “De esta no salimos” o “Hay que resistir”.


Durante las últimas semanas escuché muchas historias. Algunas se trataban de personas que perdieron su principal fuente de ingresos a causa del confinamiento y mostraban una resiliencia admirable. También supe de quienes están en el fondo del océano en un intento desesperado de emerger. Por otra parte, miles de empleados y empleadas fueron despedidos y se convirtieron en improvisados emprendedores del momento. En este contexto desesperado es imposible e inviable un análisis para evaluar donde estamos. No estamos en ningún lugar más que en resistir y tiene todo el sentido que así sea. De todos modos, hay una realidad contundente e innegable: En esta, como en todas, no podemos detenernos. 


La primera publicación de #HaceloPosible en tiempos de aislamiento fue una columna superproducida con muchísimo material sobre cursos, talleres, clases y demás. El resultado fue la columna con más entrada de la historia de este espacio. Y no solo eso, también recibí muchísimos mensajes privados, aportes, colaboraciones, ideas y demás. Después de esa caricia, como muchos y muchas, llegó la angustia ¿Qué podía decir a otros y otras freelancers cuando yo misma estaba en una situación de tanta amargura? Me sentía hipócrita y falsa. Peor aún fue el sentimiento de no tener nada para contar. Para una comunicadora esa es la peor pesadilla. Con los días, algunas cosas se empezaron a ordenar, otras quedaron stand by hasta nuevo aviso y se abrieron oportunidades inesperadas. Casi como una sobreviviente me abracé a lo bueno, como una bocanada de aire fresco en el caos.


Hoy no tengo tips ni casos de éxito para enumerar. Por esa razón, por primera vez desde que inicié Hacelo… escribo en primera persona. Cada uno y cada una sabrá como hizo para pasar la cuarentena y, dentro de mucho tiempo, se lo contará a los más jóvenes. Desde luego, algunos tienen la enorme fortuna de verse beneficiados por la actualidad dado que sus emprendimientos son funcionales a la pandemia. En esos casos, todo el apoyo y celebración. En el mío, soy una afortunada porque puedo continuar. Trabajo en dos de mis tres actividades principales y preparo nuevos proyectos que seguro podré lanzar pasada la instancia de coronavirus. Igual sufrí mucho la incertidumbre y tengo mis propias nubes negras. Entonces, cuando la tormenta se acerca, lo primero que surge en mi cabeza es una pregunta ¿A quién le debo sacar fuerzas de donde siento que no tengo?



Las respuestas…

  •          A mis amigos y amigas artistas que, de un día para el otro, se quedaron sin ninguna posibilidad real de generar ingresos. Sin embargo, nos regalan arte en plena cuarentena con transmisiones en vivo.
  •           A mis vecinos gastronómicos, solidarios, honestos y amorosos que tuvieron que convertirse en sus propios gestores para conseguir el permiso para funcionar como delivery. Hoy servirán un locro de 1º de mayo exquisito.
  •           A mis profes de gimnasia, y a todos los trabajadores y trabajadoras de ese rubro. Si no fuera por el enorme esfuerzo que hacen vía plataformas digitales para ayudarnos a entrenar estaríamos mucho peor. Por lo menos en mi caso, ya hubiese enfermado.
  •           A los y las colegas que la cuarentena les cayó como un balde de agua fría e intentan reinventarse todos los días. Para todos ellos, acá estoy con lo que pueda colaborar.
  •           Paseadores de perros, trabajadores del rubro estética, técnicos y técnicas, profesionales independientes de servicios no considerados esenciales, textiles y sobran los etcéteras. Las historias más admirables llegan de ellos todos los días.
  •           TODO EL GREMIO DEL TURISMO. Solo expresarles mi amor y solidaridad.
  •           A los que sin remedio se van a fundir y sienten que esto es peor que mil años 2001. A los que le buscan la vuelta horas enteras y siente que de acá no salen más. A los que, Aún en esta, pagan a sus empleados el salario y lloran en silencio.



Es a todos ellos, a todos ustedes, a quienes se los debo porque yo hoy puedo y poder, en estas circunstancias, es un privilegio. Este es mi homenaje pequeño y humilde homenaje en el día del trabajador para los que no saben cuando volverán a tener trabajo después de haberlo creado para sí y para otros. Este, es el verdadero y real para celebrar el día del trabajador en tiempos de pandemia.


Fernanda Santágata 

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