Hace algunos
meses, cuando la noticia de un extraño virus era un evento que sucedía en otros
continentes, muy pocos pensaron que hoy estaríamos en esta situación. Por fin,
la pandemia llegó a estas tierras y, como efecto colateral, la cuarentena sumada
a una terrible crisis económica. Justo en ese momento, hubo muchas reacciones por
parte de los emprendedores. Aquella idea de que nadie sabe cómo va a actuar ante
una situación límite es tan real como lo increíble de la actual coyuntura. Así
fue que comenzaron a circular todo tipo de frases y pensamientos por parte de
los trabajadores independientes “Es una crisis más”, “De esta no salimos” o “Hay
que resistir”.
Durante las
últimas semanas escuché muchas historias. Algunas se trataban de personas que
perdieron su principal fuente de ingresos a causa del confinamiento y mostraban
una resiliencia admirable. También supe de quienes están en el fondo del océano
en un intento desesperado de emerger. Por otra parte, miles de empleados y
empleadas fueron despedidos y se convirtieron en improvisados emprendedores del
momento. En este contexto desesperado es imposible e inviable un análisis para
evaluar donde estamos. No estamos en ningún lugar más que en resistir y tiene
todo el sentido que así sea. De todos modos, hay una realidad contundente e
innegable: En esta, como en todas, no podemos detenernos.
La primera
publicación de #HaceloPosible en tiempos de aislamiento fue una columna superproducida con muchísimo material sobre cursos, talleres, clases y demás. El resultado
fue la columna con más entrada de la historia de este espacio. Y no solo eso,
también recibí muchísimos mensajes privados, aportes, colaboraciones, ideas y
demás. Después de esa caricia, como muchos y muchas, llegó la angustia ¿Qué podía
decir a otros y otras freelancers cuando yo misma estaba en una situación de
tanta amargura? Me sentía hipócrita y falsa. Peor aún fue el sentimiento de no
tener nada para contar. Para una comunicadora esa es la peor pesadilla. Con los
días, algunas cosas se empezaron a ordenar, otras quedaron stand by hasta nuevo
aviso y se abrieron oportunidades inesperadas. Casi como una sobreviviente me
abracé a lo bueno, como una bocanada de aire fresco en el caos.
Hoy no tengo
tips ni casos de éxito para enumerar. Por esa razón, por primera vez desde que
inicié Hacelo… escribo en primera persona. Cada uno y cada una sabrá como hizo
para pasar la cuarentena y, dentro de mucho tiempo, se lo contará a los más jóvenes.
Desde luego, algunos tienen la enorme fortuna de verse beneficiados por la
actualidad dado que sus emprendimientos son funcionales a la pandemia. En esos
casos, todo el apoyo y celebración. En el mío, soy una afortunada porque puedo
continuar. Trabajo en dos de mis tres actividades principales y preparo nuevos
proyectos que seguro podré lanzar pasada la instancia de coronavirus. Igual
sufrí mucho la incertidumbre y tengo mis propias nubes negras. Entonces, cuando
la tormenta se acerca, lo primero que surge en mi cabeza es una pregunta ¿A
quién le debo sacar fuerzas de donde siento que no tengo?
Las
respuestas…
- A
mis amigos y amigas artistas que, de un día para el otro, se quedaron sin
ninguna posibilidad real de generar ingresos. Sin embargo, nos regalan arte en
plena cuarentena con transmisiones en vivo.
- A
mis vecinos gastronómicos, solidarios, honestos y amorosos que tuvieron que
convertirse en sus propios gestores para conseguir el permiso para funcionar
como delivery. Hoy servirán un locro de 1º de mayo exquisito.
- A
mis profes de gimnasia, y a todos los trabajadores y trabajadoras de ese rubro.
Si no fuera por el enorme esfuerzo que hacen vía plataformas digitales para
ayudarnos a entrenar estaríamos mucho peor. Por lo menos en mi caso, ya hubiese
enfermado.
- A
los y las colegas que la cuarentena les cayó como un balde de agua fría e
intentan reinventarse todos los días. Para todos ellos, acá estoy con lo que
pueda colaborar.
- Paseadores
de perros, trabajadores del rubro estética, técnicos y técnicas, profesionales
independientes de servicios no considerados esenciales, textiles y sobran los etcéteras.
Las historias más admirables llegan de ellos todos los días.
- TODO
EL GREMIO DEL TURISMO. Solo expresarles mi amor y solidaridad.
- A
los que sin remedio se van a fundir y sienten que esto es peor que mil años
2001. A los que le buscan la vuelta horas enteras y siente que de acá no salen
más. A los que, Aún en esta, pagan a sus empleados el salario y lloran en
silencio.
Es a todos ellos, a todos ustedes, a quienes se los debo porque yo hoy puedo y poder, en estas circunstancias, es un privilegio. Este es mi homenaje pequeño y humilde homenaje en el día del trabajador para los que no saben cuando volverán a tener trabajo después de haberlo creado para sí y para otros. Este, es el verdadero y real para celebrar el día del trabajador en tiempos de pandemia.
Fernanda Santágata
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