Muchos emprendedores descubrieron ese primer impulso hacia la independencia en el denominado "síndrome del domingo a la tarde". El sentimiento más frecuente es el rechazo hacia el retorno laboral, por las razones que sean. Pero esos motivos, no son argumentos suficientes para montar un negocio propio que requiere mantenimiento y desarrollo. Hay una línea, por momentos confusa, que divide las opciones cambio de empleo y auto gestión económica. De cualquier modo, siempre es una gran experiencia intentar el emprendimiento, aunque no se convierta en una opción definitiva y final. De igual manera, es una muy buena idea complementar el empleo formal con un micro-emprendimiento personal que brinde mayor facilidad económica y otro campo de acción. Desde lo creativo, y desde la realización personal, un espacio propio de producción independiente es vivencia que enriquece y contribuye en muchos aspectos a cualquier persona.
Para saber de cuál de estas instancias se trata es necesario un trabajo de introspección profundo y a conciencia. Sin embargo, existen muchas personas con la convicción absoluta acerca de un cambio que se impone para el futuro inmediato. Aún así, no saben ni cómo ni cuando se manifestará. Hay un listado de cuatro preguntas que, analizadas con tiempo y dedicación, pueden ser de mucha ayuda. El consejo es escribir porque la palabra escrita tiene un peso muy importante en la reflexión de las cosas y, además, permite retornar el mismo tema en el mismo punto todas las veces que sea necesario. La idea es hacer una lista de posibilidades para cada una de estas preguntas. Hacer un primer grupo de listas lo más amplias posibles es una buena forma de arrancar. Luego, con los días y con paciencia, estos conjuntos de respuestas se reducirán y tomarán cuerpo.
Este es un cuestionario que tiene solo cuatro puntos que están separados pero interrelaciones entre sí. El orden de las preguntas puede ser el que está a continuación o puede ser distinto pero, lo importante, es ver las respuestas que se obtienen en de cada ítem en relación a las demás. Sí hay un tema en común que aparece de modo recurrente entonces ahí hay un hallazgo. Si no es así, es menester indagar cuál es el hilo en común entre las palabras que surgen.
Están todos invitados a participar de esta experiencia a modo de viaje hacia el mundo interior.
1 - ¿Qué actividad me hace feliz?
Con total honestidad la respuesta se encontrará en el corazón de cada uno. Hay acciones que son deseadas y que se disfrutan, no importa si en el imaginario social son consideradas trabajo. Aunque, a simple vista, parezcan hobbies, este punto debe incluir todo aquello que se realice con euforia y sin esfuerzo.
2 - ¿En qué me destaco?
Hay algo en lo que todos somos muy buenos. Premios, reconocimientos, felicitaciones, agradecimientos especiales, ahí está la cuestión. Indagar por que tareas se obtuvo un destaque especial y sobresaliente al resto.
3 - ¿Qué hago bien con mucha facilidad?
Son las actividades que se realizan sin ningún tipo de esfuerzo. Dones naturales con los cuales alguien cuenta y que le sirve para resolver problemas o producir objetos o servicios con la menor cantidad de complejidad en el camino
4 - ¿Cuál es mi área de mayor experiencia?
La experiencia, o expertise, es la carta de presentación en el área de trabajo. Si hay un rubro en el cual alguien tiene mucha experiencia lo debe tener claro y explotarlo. Tal vez la tarea de hoy no sea la deseada, pero la zona de acción puede conservarse y reconfigurarse con un nuevo proyecto. A priori, no es tan claro saberlo, pero al final de ejercicio, con todo el cuestionario en palabras, esta última pregunta puede ser determinante para decidir la nueva zona de emprendimiento.
Fernanda Santágata
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