Hace una
semana se hizo viral un video de Jay Shetty, uno de los más famosos
conferencistas motivacionales del mundo. El título de la pieza es "Antes
que sientas la presión" y le habla a niños y adolescentes en el auditorio
de un colegio. En el clip Shetty explica que los tiempos son individuales y
particulares y que cada persona tiene derecho a hacer uso de los plazos que
necesite para obtener sus metas. Así escrito y leído parece una obviedad, sin
embargo, aún a expensas de los nuevos estándares actitudinales de las
generaciones actuales, no lo es. Continua muy en vigencia el parámetro del
éxito joven, sea lo que sea que se considera éxito en cada comunidad. Las
personas se sienten juzgadas y observadas por cada uno de sus logros, o falta
de los mismos, aún sin acordar con la valoración de esos galardones. Así es
que, cuando piensan un emprendimiento, lo hacen en perspectiva al éxito o
fracaso de un proyecto y no en potencial de felicidad que les produce. Y no
solo está la variable económica de por medio, tiene que ser muy rentable y
gozar de categoría memorable.
Al parecer,
hasta hoy, un área que ha logrado mucho en temas de productividad y realización
personal es filosofía de la nueva era. Referentes motivacionales como Jay
Shetty se convirtieron en voces buscadas y escuchadas con mucha más injerencia
en los consultantes que muchos profesionales de las áreas tradicionales. En su
exposición, el influenciador viral, utilizó algunos de los casos más que
conocidos de emprendedores y trabajadores independientes: J.K. Rowling publicó
la primera edición de Harry Potter a los 32 años luego de 12 rechazos
editoriales, Morgan Freeman alcanzó su primer éxito de taquilla a los 52 y
Richard Branson fundó Virgin a los 34, entre otros famosos de referencia. El
problema no es el tiempo que demore cada individuo en obtener lo que quiere, la
dificultad es sostener el interés y la voluntad durante un período extendido en
un mismo foco. Vivimos la época de la distracción y aplica a contenidos
audiovisuales, carreras universitarias y temas de contundencia social. También,
por supuesto, involucra a empendimientos. Tiene que ser ahora y tiene que ser
ya, tal vez para salir a mostrarlo o tal vez para seguir con otro asunto lo más
rápido posible.
Emprender no
es lograr un negocio exitoso que genere una abultada cantidad de dinero,
emprender es un modo de vida, una forma de ser y pensar en los ajustados márgenes
de la sociedad de consumo. Los emprendedores son personas que generan su
sustento de una forma original y novedosa en relación a los métodos
tradicionales de producción. En países como Argentina el sistema no es gentil
con los que emprenden y requiere mucha dedicación y constancia. También se precisa
planificación y estrategia. Elaborar y encaminar tamaño cambio radical no puede
ni debe ser de un día para el otro.
En el final
de la charla con los estudiantes, Jay Shetty argumentó "Esta es la parte
más importante. Quiero que puedan crear vidas con significado y propósito para
ustedes mismos y aprender cómo usar eso para hacer una diferencia en la vida de
los demás. Eso va a ser un verdadero éxito". Una autentica invitación a
correrse del egoísmo y del individualismo. Un desafío de responsabilidad y
magnitud entre la desconexión y abstracción que viven las personas. Lo que el
conferencista propuso no es ni más ni menos que ser feliz con lo que a cada uno
le represente para sí la felicidad en plena interacción y alineación con los
demás. Y esa es la respuesta. Si hay una actividad que produce bienestar y
alegría, esa es la principal razón por la cual nunca es tarde para emprender.
Pero solo podrá ser posible si es con otros y a la par. Nadie debería perderse
la oportunidad de experimentar la euforia que genera construir lo propio con
su equipo. No es fácil, pero vale la pena siempre.
Fernanda Santágata
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